Mi vida como JUSTICIERO




8 de la mañana de un viernes del mes de noviembre de 2.007 (aproximadamente, podrían ser las 9, un jueves, Octubre o 2.006, pero así nos vamos situando). Interior de un avión de RyanAir con origen Girona-Costa Brava y destino Eindhoven. Viaje de placer, en principio. La intención es pasar el fin de semana en Amsterdam, con todo lo que eso comporta.
Ya sabéis, lo típico. El mercado de flores, los museos, los quesos, la red light area, los canales, las bicis, las coffeeshops, Van Gogh, Rubens, Rembrandt y algunas coffeshops y las coffeshops.
Al poco de despegar, y con la lucecita del cinturón de seguridad obligatorio apagada, levanto la mano para pedir permiso y me incorporo para atravesar el tramo de pasillo, tambaleándome hasta el lavabo.
A la vuelta, más zozobra, más caderazos contra las butacas del pasillo (que en esta compañía es especialmente estrecho) y giro graciosamente sobre mí mismo para apuntar con el culo a mi asiento y dejarme caer en grácil y estiloso escorzo.
A la vez que apoyo las posaderas, oigo un “HOSTIAPUTA” a mi lado. La voz viene del pasillo, hacia el que me giro para descubrir a una azafata de vuelo de RyanAir que se llama Rosa (por ejemplo), con una mano en su teta derecha, escudriñándome con una centelleante mirada de odio y añadiendo a su anterior “HOSTIAPUTA”:
-          Vaya con más cuidado. Me ha hecho daño.
Mientras balbuceo una disculpa que se pierde en el pasillo tras rebotar en su espalda, trato de entender la situación.
Ahora que ella lo dice, es cierto que posiblemente haya notado un leve roce en mi codo, al sentarme. Me palpo el codo y no noto nada, pero en el codo lo que yo tengo es un hueso gordo y tan duro que podría rallar un diamante.
Me da un poco de reparo, pero me acabo dando la vuelta para ver las caras del resto de pasajeros, que han estado atentos a la escena. Me sonríen con timidez, doblando el cuello e inclinando la cabeza en señal de pésame.

...



Estoy deseando que mis historias me reporten pingües beneficios. Por culpa de esta ciega codicia, para continuar leyendo la entrada tendrás que pulsar el siguiente enlace, donde se recogen ésta y otras no menos interesantes, en un magnífico, precioso y barato libro:


Comentarios